lunes, 26 de noviembre de 2012

LA MIRADA PROFUNDA DE JESÚS


HOY JESÚS NOS ENSEÑA A MIRAR DE MANERA DIFERENTE


EVANGELIO


LUCAS 21, 1-4


21 1Alzando los ojos vio a los ricos que echaban sus donativos en el tesoro del templo; 2vio también a una viuda muy pobre que echaba unos céntimos 3y dijo:
-Esa viuda, que es pobre, ha echado más que nadie os lo aseguro; 4porque todos esos han echado donativos de lo que les sobra; ella, en cambio, sacándolo de su falta, ha echado todo lo que tenía para vivir

La mirada de Jesús no es como todas las miradas. Hay miradas superficiales. Nos acostumbramos a mirar en la misma dirección y de la misma manera.

Hoy Jesús no enseña a mirar de manera diferente. No basta con tener ojos, es necesario alzar la mirada. “Alzando los ojos vio a los ricos que echaban sus donativos en el tesoro del templo…” Jesús no era el único presente en ese lugar, pero era el único que miraba en lo profundo.

“…vio también a una viuda muy pobre que echaba unos céntimos…” También la miró a ella, no pasó desapercibida su presencia: “-Esa viuda, que es pobre, ha echado más que nadie os lo aseguro; porque todos esos han echado donativos de lo que les sobra; ella, en cambio, sacándolo de su falta, ha echado todo lo que tenía para vivir” Esto nadie lo había visto.

Nos deslumbramos ante lo aparatoso, juzgándolo como lo más grande y valioso. Estimamos en nada lo sencillo. La calidad no está en lo cantidad, sino en el corazón y empeño que se pone en la realización de las cosas. Todos daban de lo que les sobraba, pero aquella viuda pobre echo todo lo que tenía para vivir.

Jesús quiere hacer entender a sus discípulos que necesitan, para instaurar el reino de Dios, una confianza como la de aquella viuda. Cuando Jesús reafirmó lo difícil que sería para los que confían en las riquezas entrar en el reino, los discípulos expresaron “qué entonces como podría subsistirse”. Jesús le respondió que humanamente era imposible, pero con Dios todo era posible. En aquella ocasión los discípulos manifestaron no haber encontrado en Dios todavía su tesoro.

Que difícil se nos hace desprendernos de nuestras riquezas para ganar el verdadero tesoro. Cuidado, Jesús no alaba a aquella viuda por dar al templo, figura del poder religioso opresor, su vida, sino por la capacidad de renunciar al dinero para encontrar en Dios su riqueza, su vida.

domingo, 25 de noviembre de 2012

EL REINO DE JESÚS NO TIENE ESCLAVOS NI USA LA FUERZA.


EL REINO DE JESÚS NO TIENE SOLDADOS (AGENTES DE LA VIOLENCIA)


EVANGELIO


LUCAS 18, 33-37


33Entró de nuevo Pilato en la residencia, llamó a Jesús y le dijo:-¿Tú eres el rey de los judíos? 34Contestó Jesús: -¿Dices tú eso como cosa tuya o te lo han dicho otros de mí?
35Replicó Pilato:-¿Acaso soy yo judío? Tu propia nación y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? 36Contestó Jesús: -La realeza mía no pertenece al orden este. Si mi realeza perteneciera al orden este, mis propios guardias habrían luchado para impedir que me entregaran a las autoridades judías. Ahora que mi realeza no es de aquí. 37Le preguntó entonces Pilato: -Luego ¿tú eres rey? Contestó Jesús: -Tú lo estás diciendo, yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio en favor de la verdad. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz.

Pilato entra para refugiarse del acoso de los judíos. Hace llamar a Jesús que se encontraba con sus acusadores. Le pregunta: ¿tú eres el rey de los judíos? Este título hacía referencia a un caudillo guerrero que deseaba acabar con los romanos. Los líderes religiosos de Israel lo presentan de esta manera para que ante Pilato no tenga escapatoria. Jesús invita a Pilato a pensar por el mismo, a responsabilizarse como juez. Pero a Pilato no le importa juzgar con justicia, sólo quiere saber si Jesús representa algún peligro.
Los sumos sacerdotes quieren a como dé lugar acabar con Jesús. Les ha echado en cara que han convertido la casa del Padre en cueva de ladrones, que no son pastores sino lobos que dispersan a las ovejas, les ha llamado guías ciegos, les ha hablado con la verdad.
¿Qué has hecho? Las obras del Padre. El Padre es el transmisor de la vida: ha dado vida a los muertos. El mismo Pilato se extraña del odio que tienen contra él los dirigentes judíos.
Jesús no contesta la pregunta de Pilato sino que explica el tipo de Rey que es él.
El reino de Jesús no se construye en la violencia, no tiene guardias, no pelea, no defiende nada, no es como los de este mundo. No le interesa el trono de Pilato ni de nadie.
Pilato no puede entender un rey que no quiera el poder y que no use la violencia para defender su corona. Lo poderosos de este mundo se alimentan del miedo y la servidumbre de sus vasallos, y consiguen la servidumbre de sus vasallos a través de la violencia, algunas veces física otras sicológica.
Jesús acepta que es rey, pero no ya de los judíos, es el rey de la humanidad nueva, es el rey con un reino formado por hombres y mujeres que renunciado al poder y la ambición desean vivir de cara a sus hermanos, un reino que no tiene fronteras ni límites de razas o naciones.
El reina, no en un lugar geográfico, sino donde está la verdad. En el evangelio de san Juan la verdad es la vida y la vida no es un mero ciclo biológico. La vida es la presencia de Dios en la vida de las personas, es la dignificación de los seres humanos, el desarrollo humano, la plenitud del ser personas, la experiencia de vivir como hermanos y hermanas. La verdad da la libertad, y la libertad nos lleva a experimentarnos hermanos de la humanidad e hijos de Dios.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Quien comercia con lo sagrado es capaz de comerciar lo que sea.


Quien comercia con lo sagrado es capaz de comerciar lo que sea.


EVANGELIO


LUCAS 19 45-48

45Entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, 46diciéndoles: -Escrito está: Mi casa será casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en una cueva de bandidos. 47Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes y los letrados trataban de acabar con él, y lo mismo los notables del pueblo, 48pero no encontraban modo de hacer nada, porque el pueblo entero lo escuchaba pendiente de sus labios.

Lo más sagrado también puede convertirse en negocio. La ambición de los seres humanos no respeta los más profundos sentimientos espirituales de los seres humanos. El hombre es el único ser capaz de convertir lo que sea en negocio. Desde lo más profano hasta lo más sagrado, en manos del ser humano, puede convertirse en mina de oro. Desde el objeto más insignificante hasta la vida del hombre, todo es oportunidad para hacer dinero. Ni siquiera Dios se escapa de esto. Quien comercia con lo sagrado es capaz de comerciar lo que sea. El hombre es capaz de cualquier cosa con tal de conseguirse una jugosa tajada de dinero. Así encontró Jesús el templo, la casa del Padre convertida en cueva de bandidos.
Para Jesús el templo es el lugar de la enseñanza. Enseñanza que presenta la verdad de Dios sobre el hombre, el designio del Padre para este mundo. El problema no es el lugar sino lo que se hace en el lugar.
Ahí mismo en lo que debiera ser la casa del Padre: “…los sumos sacerdotes y los letrados trataban de acabar con Jesús, y lo mismo los notables del pueblo.” El lugar santo no sólo se convierte en cueva de bandidos porque explotan en grupo, sino también porque se confabulan para dar muerte al Mesías y seguir usando el templo para llenar sus arcas.
Hace falta estar más al pendiente de las palabras de Jesús porque si no corremos el riesgo de reducir la alegría de la vida a una competencia absurda por hacer dinero. Lo importante en la vida no es llenar de dinero los bolsillos, sino de amor los corazones.

NO ES EL PODER LO QUE PUEDE DARNOS LA PAZ



LA GRANDEZA ESTÁ EN LO SENCILLO


EVANGELIO


LUCAS 19, 41-44

41Al acercarse y ver la ciudad, le dijo llorando por ella: 42-¡Si también tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no, no tienes ojos para verlo. 43Por eso van a llegar días en que tus enemigos te rodeen de trincheras, te sitien, aprieten el cerco, 44te arrasen con tus hijos dentro y no dejen en ti piedra sobre piedra; porque no reconociste la oportunidad que Dios te daba.

Seguimos sin reconocer las oportunidades que Dios nos da a cada día. Nuestra ceguera, nuestra ambición, nuestra sed de predominio dificultan el camino hacia una vida más plena. El pueblo de Israel esperaba el reino de Dios, pero su deseo desmedido de dominar a las demás naciones no le permitió entender que lo que Dios esperaba era algo mucho  más grande. Se nos hace tan difícil reconocer la pequeñez de nuestros mezquinos intereses y la grandeza de lo sencillo. Nos faltan ojos para reconocer que no es en la fuerza o en el sometimiento de los otros donde brilla con toda su intensidad la gloria del Padre.
Israel perdió su oportunidad porque teniendo en Jesús la posibilidad de comenzar una humanidad nueva, con los valores del reino, prefirió seguir alimentando a los suyos con el pan del triunfalismo. Cuidado no nos vaya a pasar también a nosotros, no vaya a ser que nuestros sueños de grandeza vengan acompañados de pesadillas, pues en un mundo de rivales siempre habrá otros más fuertes que provoquen nuestra caída.