NO SE NECESITAN JUECES, SINO
HERMANOS
EVANGELIO
Mateo
7, 1-5
7
1No juzguéis y no os juzgarán; 2porque os van a juzgar
como juzguéis vosotros, y la medida que uséis la usarán con vosotros.
3¿Por
qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga
que llevas en el tuyo? 4O ¿cómo vas a decirle a tu hermano: «Deja
que te saque la mota del ojo», con esa viga en el tuyo? 5Hipócrita,
sácate primero la viga de tu ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota
del ojo de tu hermano.
Los fariseos dividían a los
hombres en dos: los buenos y los malos. Desde luego ellos estaban convencidos
de que eran de los buenos. Por eso, Jesús advierte a su comunidad sobre este
peligro. Su comunidad no puede sentirse con derecho a juzgar a los demás, eso
rompe la unidad. El que se erige como bueno tachando a los demás de malos, no
puede ayudar al que ha caído en desgracia. Con demasiada frecuencia olvidamos
que el que falla no necesita un juez, sino un hermano.
Con demasiada frecuencia nos
sentimos con derecho de Juzgar a los demás. Nos presentamos como ejemplares y etiquetamos
a otros. Nos sentimos con derecho a corregir (sacar la mota), sin advertir
nuestras propias vigas.
La viga es la carencia de amor
que no nos permite ver al otro como un hermano, sino como alguien que merece un
castigo ante una falta. Sin el amor toda ayuda es ineficaz.
Saquémonos las vigas de nuestros
ojos; acrecentemos nuestro amor, así podremos ayudar eficazmente a los que se
han extraviado en el camino.
Tú, ¿qué piensas?
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