viernes, 10 de agosto de 2012

El triunfo de Dios no se parece al de los hombres.


No basta con aceptar la idea, hay que aceptar las consecuencias que traiga esa idea.


EVANGELIO
Mateo 16, 13-23

13Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
-¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
14Contestaron ellos:
-Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jerernías o uno de los profetas.
15E1 les pregunto:
-Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
16Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
-Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
17Jesús le respondió:
-¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! Porque eso no ha salido de ti, te lo ha revelado mi Padre del cielo. 18Ahora te digo yo: Tú eres Piedra, y sobre esa roca voy a edificar mi comunidad y el poder de la muerte no la derrotará. 19Te daré las llaves del reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que des­ates en la tierra quedará desatado en el cielo.
                20Y prohibió a sus discípulos decir a nadie que él era el Mesías.
                21Desde entonces empezó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, padecer mucho a manos de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
                22Entonces Pedro lo tomó aparte y empezó a increparlo:
                -¡Líbrete Dios, Señor! ¡No te pasará a ti eso!
                23Jesús se volvió y dijo a Pedro:
                -¡Vete! ¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres un tropiezo para mí, porque tu idea no es la de Dios, sino la de los hombres.

Cesarea de Filipo está lejos de la influencia del pensamiento judío. Jesús saca a sus discípulos de aquella mentalidad y ahí les hace la pregunta.

La gente no ha sido capaz de entender la novedad de Jesús y lo comparan con un personaje del pasado (Juan, Elías, o algún otro profeta). O quizá quieren reducirlo a alguno de sus héroes nacionales. Así se demuestra que no han entendido su mensaje.

Jesús se nombra así mismo Hijo de Hombre no como un título mesiánico, sino como el modelo de hombre perfecto.

La respuesta que da pedro aquí en san mateo es diferente a la que da en Marcos, por eso no hay reproche de Jesús. Mientras Marcos habla sólo del Mesías (título que corresponde a alguien parecido a David), Mateo habla del Mesías el Hijo del Dios vivo. El Mesías hijo de Dios vivo es una expresión que por un lado representan al Dios verdadero que se opone a los ídolos de barro, que tienen ojos y no ven, oídos y no oyen; y por otro al Mesías que se parece al Dios que comunica la vida, es decir: al Padre. Jesús es Hijo del Padre como se había dicho en el bautismo.

El evangelio había hablado que el Padre revela las cosas a los sencillos. Aquí el Padre revela a Pedro la identidad de Jesús, pues este no pertenece a los sabios y entendidos, sino a los sencillos que están abrumados y fatigados por las exageradas prácticas farisaicas.

El Padre ha revelado a Pedro una experiencia y una verdad impresionantes. Jesús es la presencia de Dios en el mundo, el Emmanuel. Y ese es el fundamento de la comunidad Cristiana. Mientras esto se mantenga vivo y no la idea de un mesías de poder la comunidad cristiana continuara fiel al proyecto del maestro.

Jesús prohíbe que se diga que él es el mesías, pues la gente no se ha desprendido de sus categorías del pasado. Pero no prohíbe que digan que es el hijo del Dios vivo, pues todos estamos llamados a vivir identificados con el Padre.

Las llaves que abren o cierran, el atar o desatar, corresponde a descubrir quien es realmente fiel a esa verdad y a esa experiencia de descubrir en Jesús la presencia de dios en el mundo y vivir consecuentemente con esa experiencia; y quien traiciona esta visión y este proyecto.

Ser presencia de Dios en el mudo trae como consecuencia el rechazo de quienes no aman la vida y ven amenazados sus intereses. Jesús tiene que mostrar el amor y la fidelidad hasta la muerte. Pedro no quiere aceptar aquello. Está de acuerdo con la idea pero no con la práctica y las consecuencias.

Pedro tendrá que aprender que el triunfo de Dios no se parece al de los hombres. Dura lección para Pedro, como para muchos de nosotros que vivimos aferrados a que Dios demuestre su poder, cuando lo que él quiere es demostrarnos su amor.

Las religiones primitivas se abandonaban en un Dios poderoso y terrorífico. Jesús viene a cambiar radicalmente el la imagen de Dios. El Dios locamente enamorado del hombre es la idea de Jesús. Llegó la hora de desempolvar la imagen genuina de Dios y desaparecer la imagen del Dios colérico y celos. ¿Tú que piensas?

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