domingo, 12 de agosto de 2012

Para vivir el evangelio de este Domingo


JESÚS NO VA A DAR UNA TEORÍA, VA A DAR SU PERSONA.

EVANGELIO

Juan 6, 44-52 

44Nadie puede lle­gar hasta mí si el Padre que me envió no tira de él, y yo lo resucitaré el último día. 45Está escrito en los profetas: «Se­rán todos discípulos de Dios»; todo el que escucha al Padre y aprende se acerca a mí. 46No por que alguien haya visto personalmente al Padre, excepto el que procede de Dios; ése ha visto personalmente al Padre. 

Sin la experiencia de un Dios Padre dador de vida, que quiere que sus hijos vivan verdaderamente esta vida, es imposible reconocer a Jesús como quien puede ser nuestro alimento en esta dura batalla. Sin esta experiencia, sólo se verá  a Jesús, como el Hijo de José y María, pero nunca como el pan que ha bajado del cielo. El hombre tiene hambre existenciales y ha intentado saciarlas sin éxito, al final de todas sus búsquedas sigue con igual o más hambre. Sólo Jesús conoce la vida que el Padre quiere transmitirnos, él ha visto personalmente al Padre y puede comunicarnos su propia vida.

47Pues sí, os lo aseguro: El que cree posee vida defini­tiva. 48Yo soy el pan de la vida: 49Vuestros padres comie­ron el maná en el desierto, pero murieron;  50éste es el pan que baja del cielo para comerlo y no morir.

Cansados de tanta promesas, los hombres se vuelven desconfiados; cansados de buscar el verdadero alimento, sin éxito, los hombres se cansan; cansados de tantos alimentos superficiales, los hombres pierden la esperanza. ¿Cómo volver a creer? ¿Cómo creer en el hijo de José y María? ¿Cómo saber que no se trata de otro engaño? Es difícil. Sin embargo, hay que volver a creer. Ya no hay maná, ya no hay pan caído del cielo. Ahora está la persona de Jesús, su vida, su amor. La vida de Jesús es lo que saciará todas las hambres.
 51Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que come pan de éste vivirá para siempre. Pero, además? el pan que yo voy a dar es mi carne, para que el mundo viva.

Jesús no trae una teoría, va a dar su persona misma. Su carne es su realidad humana. No hay trucos, el Dios hecho hombre, no lleva ventajas. Desde su realidad humana ofrecerá el verdadero sentido de la vida; desde su realidad de hombre aceptará vivir el amor fiel hasta la muerte. La donación de su persona marcará el destino del discípulo. La verdadera vida sólo se obtiene cuando se asume el estilo de vida de Jesús.

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