No es a través de un milagro como se obtiene la condición divina, sino a través de la entrega de la propia vida,
Mateo 14,22-36.
14, 22-23a: Enseguida obligó
a los discípulos a que se embarcaran y se le adelantaran a la otra orilla,
mientras él despedía a las multitudes. 23ª Después de despedirlas subió al
monte para orar a solas.
La oración de Jesús hay que
entenderla como una oración para que los discípulos no se dejen deslumbrar ante
la señal que ha hecho al saciar el hambre de los hombres. Despide a sus
discípulos pues no quiere que estos contagien a la gente con la idea de un mesías
poderoso.
vv.
23b-26: Caída la tarde, seguía allí solo. 24 Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de
tierra, maltratada por las olas, porque llevaba viento contrario. 25 De madrugada se les acercó Jesús andando
sobre el mar. 26 Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar se asustaron
diciendo que era un fantasma, y daban gritos de miedo.
La
barca representa a la comunidad cristiana amenazada por una manera de pensar
contraria la de Jesús. Los discípulos se resisten a abandonar la idea de un
mesías de poder y eso hace que la comunidad se hunda. Caminar sobre el agua era
lo propio de Dios según la concepción del Antiguo Testamento (Job 9,8; 38,16).
A los discípulos se les hace imposible que Jesús posea la condición divina, prefieren
pensar que es un fantasma.
v.
27: Jesús les habló enseguida: -¡Animo, soy yo, no tengáis miedo!
Jesús
les invita a no tener miedo. Los discípulos están llenos de miedo pues el
concepto que tiene acerca de Dios es terrorífico. Jesús quiere llenarlos de
confianza y así cambiar su idea de Dios. Para san Mateo el nombre que la
comunidad da a Dios es el de Padre, el que da la vida no el que priva de ella.
vv.
28-34: Pedro le contestó: -Señor, si eres tú, mándame llegar hasta ti andando
sobre el agua. 29 El le dijo: -Ven. Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre
el agua para llegar hasta Jesús; 30 pero al sentir la fuerza del viento le
entró miedo, empezó a hundirse y gritó: -¡Sálvame, Señor! 31 Jesús extendió en
seguida la mano, lo agarró y le dijo:
-¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? 32 En
cuanto subieron a la barca cesó el viento. 33 Los de la barca se postraron ante
él diciendo: -Realmente eres Hijo de Dios.
Pedro quiere retar a Jesús, no cree que un hombre pueda
poseer la condición divina. Jesús lo invita a participar de la condición divina.
Pedro cree y espera la fuerza de un milagro. Conoce el poder milagroso de Dios
pero no conoce el poder de la entrega de la vida. Quiere que la condición
divina se dé a través de un milagro. Pedro tendrá que entender que esta se
logra en la entrega de la vida contra
una sociedad contraria al proyecto de Jesús (Se había anunciado en las bienaventuranzas).
Pedro al sentir la fuerza violenta de la sociedad clama a Jesús, es decir no ha
entendido que la fuerza ya se la ha dado Jesús por confiar en él. En resumen: no
es a través de un milagro como se obtiene la condición divina, sino a través de
la entrega de la propia vida, aunque resulte difícil.
34-35:
Terminada la travesía tomaron tierra en Genesaret. vv. 35-36: Los hombres del
lugar, al reconocerlo, avisaron por toda
la comarca, y le llevaron los enfermos, 36 rogándole que les dejara tocar
siquiera el borde de su manto, y todos los que lo tocaron se curaron.
No
llegan a territorio pagano. Esto indica que los discípulos no están preparados
todavía para la misión.
El
manto representa la persona misma de Jesús (Otro día hablaremos del manto)
Jesús no deja de transmitir vida. Su persona
da sentido a la vida y a la existencia. Adherirse a él trae consigo la
condición divina. No hay que tener miedo, vivir como Jesús es difícil, pero
sólo la vida con él es vida verdadera.
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