¿A QUIÉN INVITAMOS?
EVANGELIO
LUCAS 14,
12-14
12Y al que lo había invitado le dijo: -Cuando des una comida o una cena,
no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos
ricos; no sea que te inviten ellos para corresponder y quedes pagado. 13Al
revés, cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos; 14y
dichoso tú entonces, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los
justos.
¿Cuantos
siglos más tendrán que pasar para terminar de entender el evangelio? Llevamos
dos milenios y no hemos dado el paso decisivo para vivir verdaderamente como cristianos.
No dejamos de quitarle el filo a la
espada de la Palabra. Pasajes como el de hoy nos resultan incomodos, quisiéramos
omitirlos o que nunca hubieran existido. Sin embargo, estos textos nos
recuerdan que hemos desviado y reducido nuestro ser cristiano a una serie de prácticas
personales distanciadas del amor verdadero al prójimo.
Nos
rodemos de personas de quienes podemos obtener algún beneficio y excluimos a quienes
no nos son útiles. Jesús sabe que la sociedad así está organizada y que esos
son nuestros intereses, por eso busca cambiar radicalmente nuestros esquemas de
convivencia humana: Cuando des una comida o
una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a
vecinos ricos; no sea que te inviten ellos para corresponder y quedes
pagado. 13Al revés, cuando des un banquete, invita a los
pobres, lisiados, cojos y ciegos”
Hacemos
favores a quienes pueden pagarnos con favores. “Favor con favor se paga”, reza
el refrán. La propuesta de Jesús es diferente. Hay quienes no tienen con qué
pagarnos, o no pagan como paga el mundo, sin embargo, de ellos se obtiene la
mayor de las recompensas. No hacer el juego a esta sociedad excluyente y
atrevernos a vivir la radicalidad del evangelio, es adquirir una libertad que
nos llena de plenitud como hombres y como cristianos
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