miércoles, 7 de noviembre de 2012

EL AMOR CRISTIANO TRASCIENDE LOS VÍNCULOS FAMILIARES


El reino se construye con el esfuerzo y la entrega de la vida


EVANGELIO


LUCAS 14, 25-33


25Lo acompañaban por el camino grandes multitudes; él se volvió y les dijo:
26-Siuno quiere venirse conmigo y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío. 27Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío.
28Ahora bien, si uno de vosotros quiere construir una casa, ¿no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? 29Para evitar que, si echa los cimientos y no puede acabarla, los mirones se pongan a burlarse de él a coro 30diciendo: "Este empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". 31Y si un rey va a dar batalla a otro, ¿no se sienta primero a deliberar si le bastarán diez mil hombres para hacer frente al que viene contra él con veinte mil? 32Y si ve que no, cuando el otro está todavía lejos, le envía legados para pedir condiciones de paz.
33Esto supuesto, todo aquel de vosotros que no renuncia a todo lo que tiene no puede ser discípulo mío.

El seguimiento de Jesús implica un amor que trascienda el amor natural a la familia, incluso el amor a uno mismo: “Si uno quiere venirse conmigo y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío”. Es cómodo amar a los de siempre, a aquellos con quienes no se corre riesgos. Pero el amor cristiano es mucho más que esto.

El amor cristiano es amar hasta dar la vida, para eso es una cruz: Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío”

No es tan fácil ser cristiano. Amar como Jesús tiene sus dificultades, pero también sus satisfacciones. Es bueno por un lado, reconocer si somos capaces de asimilarnos a este proyecto, por qué de no ser así nos puede pasar que nos quedemos con los cimientos de la torre que pensábamos construir o nos sintamos inseguros, con nuestros diez mil soldados ante el que viene con veinte mil. Ser cristiano tiene que pensarse muy en serio. Pero por otro lado es necesario el humilde reconocimiento de que los medios humanos de los que disponemos no alcanzan para lograr la victoria. El reino se construye con el esfuerzo y la entrega de la vida, lo demás es la tarea del Espíritu. Ánimo el camino es duro pero vale la pena andarlo.

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