¿DISCÍPULOS
DE MOISÉS O DISCÍPULOS DE JESÚS?
EVANGELIO
MARCOS
12,28-34
28 Se
le acercó un letrado que había oído la discusión y notado lo bien que
respondía, y le preguntó:
-¿Qué
mandamiento es el primero de todos?
29 Respondió
Jesús:
-El
primero es: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor; 30 amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con
todas tus fuerzas». 31 El segundo, éste: «Amarás a tu
prójimo como a ti mismo». No hay ningún mandamiento mayor que éstos.
32 El
letrado le dijo:
-Muy
bien, Maestro, es verdad lo que has dicho, que es uno solo y que no hay otro
fuera de él; 33 y que amarlo con todo el corazón y con
todo el entendimiento y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a uno
mismo supera todos los holocaustos y sacrificios.
34 Viendo
Jesús que había respondido inteligentemente, le dijo:
-No estás
lejos del reino de Dios.
Y ya
nadie se atrevía a hacerle más preguntas
El letrado era el conocedor de la ley y los
profetas. No todos en Israel sabían leer
y escribir, por lo tanto el acceso a los escritos sagrados estaba restringido.
Desmenuzando el decálogo habían logrado sacar 613 mandamientos (365
prohibiciones, una por cada día del año, y 248 obligaciones, una por cada parte
del cuerpo) y de los 613 más de 5000. Se discutía cuál de ellos sería el más
importante. La mayoría afirmaba que el del descanso del sábado. Esto parece ser
no terminaba de con vencer al Escriba del evangelio, por eso cuando puede le
lanza la pregunta al maestro de Galilea: -¿Qué mandamiento es el primero de
todos?
Jesús deja en claro que no es uno sino dos. El amor
a Dios precisa el amor al prójimo: El primero es: «Escucha, Israel: El Señor
nuestro Dios es el único Señor; 30 amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas». 31 El segundo, éste: «Amarás a tu prójimo como a
ti mismo». No hay ningún mandamiento mayor que éstos.
El letrado se da cuenta que aquella pregunta que
tanto le había rondado en la cabeza y el corazón ahora comienza a tener más
claridad. Deja de pensar como los suyos y recurre a la predicación de los
profetas: -Muy bien, Maestro, es verdad lo que has dicho, que es uno solo y
que no hay otro fuera de él; 33 y que amarlo con todo el
corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas y amar al prójimo
como a uno mismo supera todos los holocaustos y sacrificios. Aquí
encontramos los mandamientos para un buen Israelita, pero no es suficiente para
buen cristiano.
Me da la impresión de que de muchos de nosotros,
como el escriba, no quedamos satisfechos cuando escuchamos enseñanzas ajenas a
la vida, hay muchas ideas que nos dejan en ayunas, nos resistimos a conformarnos
con normas lejanas al amor fraterno, y buscamos una luz en medio de este túnel espiritualidades
intimistas. También me da la impresión de que a pesar de 2000 años de
cristianismo vivimos más movidos por la ley mosaica que por la entrega cristiana.
El amor absoluto a Dios y el amor al prójimo como a
nosotros mismo, de la ley mosaica, no es el amor del mandamiento nuevo. El mandamiento
nuevo es el de amar como Jesús, hasta dar la vida. Jesús manifiesta que está
profundamente enamorado del hombre hasta el extremo de dar su vida por él. Jesús,
permítasenos la expresión, es el loco enamorado del hombre. Nunca nadie antes,
en la tierra, había amado tanto al hombre como Jesús. Por eso el mandamiento
cristiano no es amar al prójimo como a nosotros mismo, sino amar como Jesús no
ha amado.
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