martes, 9 de octubre de 2012

NO GENERAR, PARA LA MUJER, ESPACIOS DE VIDA PLENA EN LA IGLESIA, ES TRAICIONAR EL CONCILIO Y EL EVANGELIO


Soñamos, deseamos y trabajamos por una sociedad con más mujeres como María y menos como Marta.


EVANGELIOLUCAS 10, 38-42


38 Mientras iban de camino entró también él en una aldea, y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa. 39 Ésta tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar - sus palabras.
40 Marta, en cambio, se dispersaba en múltiples tareas. Se le plantó delante y le dijo:
-Señor, ¿no se te da nada de que mi hermana me deje sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
41 Pero el Señor le contestó:
-Marta, Marta, andas preocupada e inquieta con tantas cosas: 42 sólo una es necesaria. Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará.


Este es uno de los pasajes que no ha sido interpretado correctamente y que hemos aceptado sin cuestionar si lo que nos dicen corresponde a lo que el evangelista quiso enseñar.
Durante mucho tiempo nos han dicho que María representa la vida contemplativa y Marta la vida activa en la Iglesia; oración y acción dentro de la Iglesia. Sin embargo, el texto se refiere más bien a Marta como a los discípulos que fieles a la ley no dan espacio al espíritu y que prefieren regir su vida con los criterios antiguos. María por su parte asume el lugar de discípulo poniéndose a los pies del Maestro atento a la escucha del mensaje, abierta a la novedad que trae el maestro.
En clave femenina es importante descubrir dos actitudes diferentes en estás mujeres y atrevernos a proponer una nueva manera de entender el mensaje. En Israel los rabinos afirmaban que la mujer no estaba hecha para la enseñanza, que era preferible que una página de la Escritura cayera en el fuego que en manos de una mujer, que si Dios hubiera querido que las mujeres tuvieran el acceso a la ley no hubiera entregado las tablas a Moisés, sino a Miriam. Por eso cuando María adopta la actitud del discípulo plantándose a los pies del maestro, para escucharlo, está haciendo algo revolucionario. María va en contra de lo que siempre se ha dicho y hecho y se atreve a realizar una actividad que según los judíos estaba reservada a los varones. Marta por el contrario adopta la actitud de la mujer atada a las tradiciones o costumbres, pues también lo rabinos afirmaban que la mujer había sido creada solo para el quehacer de la casa y para tener y criar a los hijos, por esta razón aparece haciendo lo que creía que era su función: tener en orden la casa (Cf. Prov. 31, 10-12).
Pudiéramos concluir diciendo que María representa a las mujeres que no se dejan aprisionar por el absurdo e irracional orden establecido, que son capaces de descubrir en sí mismas todas las potencialidades que poseen y no sepultan sus talentos, sino que por el contrario arriesgan todo por vivir en plenitud la vida. Marta por el contrario representa a esas mujeres que no se atreven a romper los patrones establecidos que las someten y prefieren engañarse creyendo que lo que hacen es lo que les hace felices. Cuidado tampoco se trata de una rebeldía brotada del sentimentalismo, sino del compromiso pensante y legítimo de vivir en plenitud la vida sin dañar a nadie. No hagamos en nombre de nuestros derechos daño a otros que también sufren. Siempre hay una alternativa posible y humanizante, el secreto y el trabajo es descubrirla.
Soñamos, deseamos y trabajamos por una sociedad con más mujeres como María y menos como Marta.

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