miércoles, 10 de octubre de 2012

PADRE, PROCLÁMESE ESE NOMBRE TUYO


EVANGELIO
LUCAS 11, 1-4

11 1 Una vez estaba él orando en cierto lugar; al terminar, uno de sus discípulos le pidió: -Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
2 Él les dijo: -Cuando oréis, decid: "Padre, proclámese ese nombre tuyo, llegue tu reinado; 3 nuestro pan del mañana dánoslo cada día 4 y perdónanos nuestros pecados, que también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro, y no nos dejes ceder a la tentación".

Siempre nos han dicho que para orar con eficacia hay que buscar el lugar propicio, para Jesús no es cuestión de lugar, sino de actitud. El evangelio de hoy no precisa el lugar de la oración de Jesús.

Por otro lado el discípulo no pide aprender a orar como Jesús, sino que se les enseñe como Juan a sus discípulos. Se buscan formas que faciliten y garanticen la eficacia de la relación con Dios, aunque vengan de otros y no de ellos mismos, ignorando que la eficacia no esté en lo que se repite con la mente o con los labios, sino de lo que brota del corazón de un hijo frente a su Padre.

Jesús no enseña una formula. Enseña una manera nueva de relacionarse con Dios. Primero, la relación con Dios ha de ser en términos de familiaridad, las religiones antiguas se encargaban de hacer inaccesible a Dios. Jesús lo acerca al hombre y este, con toda familiaridad lo puede llamar Padre. Segundo: esta familiaridad no debe ser privilegio de algunos, por eso, que Dios es Padre, debe no sólo ser conocido de todos como experimentado. Tercero: el reinado de Dios es la experiencia de una comunidad de vida, amor y libertad, donde todos los Hijos conviven como hermanos. La comunidad desea que esa experiencia llegue a todos, por eso pide: llegue tu reinado. Cuarto: hay cosas que pensamos que son propias de la otra vida, del mañana, del futuro escatológico, pero aquí de lo que se trata es precisamente de lo contrario, es decir: que lo que se pensaba para la eternidad comience a vivirse hoy. De aquí que la Eucaristía, singo del banquete celestial, sea una realidad presente que anticipa lo eterno. Quinto: la comunidad que ha perdonado puede, frente a Dios, pedir también ser perdonada confiando en que así será. Sexto: las tentaciones de Jesús en el desierto son las mismas tentaciones de la comunidad. El providencialismo infantil, el poder, la fama, lo espectacular, la gloria, tentaran al discípulo, pero el maestro ya les ha dado ejemplo de que de todo ello se puede salir más que victorioso.

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