Iglesia: ¿Poder o servicio?
EVANGELIO
Mateo 20, 20-28
20Entonces se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos para
rendirle homenaje y pedirle algo. 21El le preguntó:
-¿Qué
deseas?
En san marcos no parece la madre. Ellos mismo piden
sentarse a su lado. En Israel la pareja real era la madre y el hijo. Cuando los
magos llegaron a rendir homenaje encontraron en la casa al niño y a su madre,
la pareja real. La ambición no es sólo de los hijos, en este caso, sino también
de la madre. Al final lo que parece importante es que los discípulos no han
comprendido el sentido del mesianismo de Jesús y siguen anclados en las
categorías del poder. La ambición es una tentación permanente en la vida del
hombre. Todos albergamos en nuestro interior un deseo de dominar, de poseer.
Esté deseo debe ser superado, como veremos al final, por una verdadera actitud
de servicio.
Contestó
ella:
-Dispón
que cuando tú reines estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro
a tu izquierda.
El único reinado que conocen es del poder, el del
dominio. Ignoran el reinado del amor concretado en el servicio.
22Pero Jesús replicó:
-No
sabéis lo que pedís: ¿sois capaces de pasar el trago que voy a pasar yo?
Le
contestaron:
-Sí
lo somos.
Sin entender todavía de lo que se trata el reino,
los discípulos están dispuestos a lo que sea con tal de asegurar un lugar de
mando junto a Jesús.
23É1 les dijo:
-Mi
trago lo pasaréis, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no está en mi
mano concederlo más que a aquellos a los que mi Padre se lo tenga preparado.
No hay predestinados. El Padre es el que sabe quién
ha vivido como hijo, y ese es el que merece estar al lado Jesús. Al lado de
Jesús estarán los que hayan vivido como servidores de sus hermanos; los que
renunciando a la tentación del dominio han optado por ser servidores de sus
hermanos.
24Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos
hermanos.
La indignación de los otros diez también obedece a
su ambición. Se molestan pues se les han adelantado.
25Jesús los reunió y les dijo:
-Sabéis
que los jefes de las naciones las dominan y que los grandes les imponen su
autoridad. 26No será así entre vosotros; al contrario, el que quiera
hacerse grande sea servidor vuestro 27y el que quiera ser primero
sea siervo vuestro. 28Igual que el Hombre no ha venido para que le
sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
El reino de Dios no se construye con estructuras
parecidas a la de los poderosos de este mundo. La iglesia debe hacer un
esfuerzo por mostrar que está viviendo el evangelio. El mundo desea ver en la
iglesia más servidores y menos señores semejantes a los príncipes de este mundo.
Viene a mi memoria las palabras de san Bernardo al papa Eugenio III. “Cuando
te veo me parece ver más a Constantino que a Pedro de Galilea” algo así le dijo. Ojala nuestra
iglesia no parezca más una institución poderosa, que una comunidad e hermanos. ¿No
crees?