sábado, 14 de julio de 2012

NO TENGAN MIEDO


NO TENGAN MIEDO


EVANGELIO

Mateo 10, 24-33

24Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo. 25Ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Y si al cabeza de fa­milia le han puesto de mote Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa!
No se trata aquí de quien es más ni de quien es menos. De lo que se trata es que si ha existido la calumnia y la mentira para el maestro, también la habrá para el discípulo. Por lo tanto el discípulo debe estar preparado para todo pues la misión no es tarea fácil. Si no ha existido el respeto para el maestro tampoco lo habrá para sus seguidores.

26Conque no les cojáis miedo, porque nada hay cu­bierto que no deba descubrirse ni nada escondido que no deba saberse; 27lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que escucháis al oído, pregonadlo desde la azotea.
El miedo paraliza y no deja avanzar. Es necesario, sin enfrentamientos hostiles, seguir anunciando la llegada del Reino. El mensaje no puede ni debe permanecer oculto tiene que decirse en pleno día y desde las azoteas a pesar del odio de los enemigos. Dicen que lo que hace la diferencia entre el miedoso y el cobarde, es que el cobarde permanece en el miedo. Nadie puede. El cristiano debe vencer el miedo y proclamar el mensaje de vida de Jesús.

28Tampoco tengáis miedo de los que matan el cuerpo pero no pueden matar la vida; temed si acaso al que puede acabar con vida y cuerpo en el fuego.
El cuerpo es el aspecto físico de la persona, y habrá quien pueda hacernos daño en lo físico, pero no pueden acabar con nuestras convicciones, con nuestros ideales, con nuestros sueños, con lo que va más allá de nuestra materia.

29¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo caerá al suelo sin que lo sepa vuestro Padre. 30Pues, de vosotros, hasta los pelos de la cabeza están contados. 31Conque no tengáis miedo, que vosotros valéis más que todos los gorriones juntos.
Al único que habría que tenerle miedo es a Dios; pues él podría acabar con la vida, pero como este es un Padre amoroso que cuida incluso de los pajarillos que se venden por unos cuartos, se acaba la razón para el miedo.
¡Qué difícil se le hace entender a nuestra gente que Dios no puede ser un Dios al que hay que tenerle miedo¡ Tanto tiempo ha pasado desde que se escribieron estás palabras y seguimos con la idea del Dios inquisidor.

 32En conclusión: Por todo el que se pronuncie por mí ante los hombres, me pronunciaré también yo ante mi Pa­dre del cielo, 33pero al que me niegue ante los hombres, lo negaré yo a mi vez ante mi Padre del cielo.
De la fidelidad del discípulo, a Jesús, ante las dificultades de la vida, dependerá su suerte final.
Negar a Jesús, es para el discípulo, en el fondo, negarse a sí mismo, renunciar a sus convicciones y a lo que puede darle sentido verdadero a la vida.

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