¿Y QUÉ ES SER SENCILLO?
EVANGELIO
Mateo 11, 25-27
25En aquella ocasión exclamó Jesús:
-Bendito
seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, has escondido estas cosas a los
sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla; 26sí,
Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien.
27Mi Padre me lo ha entregado todo; al Hijo lo conoce sólo el Padre y al
Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Es interesantísimo el evangelio de
Hoy. Es breve y sustancioso, pudiéramos decir. Viene inmediatamente después de
la sentencia a las ciudades de Corozaín, Brtsaida y Cafarnaum quienes no se
habían arrepentido a pesar de las señales que habían visto. Estás ciudades
pertenecen al grupo de los sabios y entendidos, al grupo de los que les falta
sencillez para aceptar la propuesta de Jesús.
Se llama a Dios: padre y Señor del
cielo y de la tierra. Padre porque es el nombre como la comunidad cristiana se
dirige a Dios, y Señor del cielo y de la tierra la forma como se dirigen todos
los demás pueblos. La sencillez no será exclusiva de la comunidad cristiana,
sino que estará abierta a toda la humanidad; lo mismo que la experiencia
plenificadora de Dios.
Los sabios y entendidos son los que
creen saberlo y dominarlo todo; su corazón está lleno y no son capaces de
dejarse sorprender por el Señor cada día; los que horran con los labios pero
tienen el corazón alejado; los que creen en un Dios complicado y complican su
cercanía a los hombres; los que se sienten seguros en la comodidad de sus elucubraciones;
los que han cerrado la puerta del saber ni entran ellos ni dejan entrar…
La revelación que hace el Padre a
los sencillos no es al arbitrio, sino que es la sencillez de estos la que
posibilita al hombre para tener la experiencia de esa revelación divina. Sólo
el sencillo puede reconocer a Dios como Padre. La experiencia de Dios no viene
de cuestiones intelectuales, viene de la apertura a Dios de los sencillos.
La sencillez no es una virtud o
valor pasivo. Se vive en el dinamismo, unas veces de la renuncia al lujo, la
comodidad, el honor, el poder la fama; y
otras en la identificación del estilo de vida de Jesús.
El sencillo no se distingue por una
forma de vestir, peinar o de calzar. Se distingue por una actitud de libertad total
ante la vida. El sencillo se distingue por su apertura a la constante sorpresa
de Dios en su vida. Sencillo no es el que permite las vejaciones, sino el que
adopta sin complicaciones que el amor es más grande y gratificante que
cualquier gloria humana,
El Hijo revelará al Padre a aquel
que desde la sencillez esté dispuesto a vivir la hermosa experiencia de Dios en
su vida.
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