martes, 17 de julio de 2012

¿Cuántas oportunidades no habremos dejado pasar a causa de nuestra arrogancia o por miedo a renunciar a nuestras falsas sguridades?


¿Cuántas oportunidades no habremos dejado pasar a causa de nuestra arrogancia o por miedo a renunciar a nuestras falsas sguridades?

EVANGELIO

Mateo 11, 20-24

20Se puso entonces a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todas sus potentes obras, por no haberse enmendado.
21-¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las potentes obras que en vosotras, hace tiempo que habrían mostrado su arrepentimiento con sayal y ceniza. 22Pero os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. 23y tú, Cafarnaún, ¿piensas encumbrarte hasta el cielo? Bajarás al abismo (Is 14,13-15); porque si en So­doma se hubieran hecho las potentes obras que se han he­cho en ti, habría durado hasta hoy. 24Pero os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.

            Breve perícopa. En ella Jesús recrimina a las ciudades no haber sido capaces de renunciar a la injusticia que se pedía con el anuncio de la enmienda. Al no renunciar a su pasado injusto estás ciudades merecen una suerte más grave que las que mereció Tiro y Sidón. A pesar de todo lo que se ha vivido en estás ciudades, estás no han dado señales de cambio. Su arrogancia no les permite ver las obras potentes realizadas por Jesús. Corozaín y Betsaida eran ciudades donde existían escuelas rabínicas y ambiente religioso, por eso decimos que sus aires de saberlo todo no les ha permitido descubrir los signos del Reino.
            Cafarnaúm merece una mayor comparación. Sodoma era conocida como una ciudad maldita. Cafarnaúm resulta ser más perversa que Sodoma.
            Lo que el pasaje quiere enseñar es que los páganos y los considerados malditos han mostrado más apertura al reino de Dios que los propios judíos.
            Así pasa, con demasiada frecuencia quienes consideramos oficialmente malos, cuando se encuentran con Jesús responden mejor a su llamado. 

          También me da la impresión de que nos pasa lo mismo que les pasó a estás ciudades: dejamos escapar las mil oportunidades que Dios pone frente a nosotros para ser mejores, pero no las aprovechamos.

           ¿Cuántas oportunidades no habremos dejado pasar a causa de nuestra arrogancia o por miedo a renunciar a nuestras falsas seguridades?

No hay comentarios:

Publicar un comentario