Asesinar al que es la vida.
EVANGELIO
Mateo 12, 14-21
Aparecen los enemigos de la vida y de la libertad; los
que se empeñan por hacer de Dios un Dios lejano; los amantes del rigorismo y de
la apariencia; los fanatizados carentes de vida. Aman la ley de Dios, y en su
nombre, quieren asesinar al que es la vida.
15Jesús se enteró y se marchó de allí.
La muerte de Jesús no puede depender del capricho de
estos hombres perversos. Su obra no está terminada. Tiene que seguir anunciando
el Reino de su padre. Por otro lado, Jesús no se convierte en un caudillo que
quiera liderar a las masas hacia un enfrentamiento guerrero. Jesús sabe que la
verdadera transformación no es desde fuera, sino desde el interior del hombre.
Lo siguieron muchos y él los curó a todos, 16mandándoles
que no lo descubrieran.
Jesús no cesa su actividad. Continúa con su misión
liberadora. Pero pide el anonimato para que puedan tener tiempo de asimilar su
proyecto.
17Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías:
18Mirad a mi siervo, mi elegido,
mi amado, en quien he puesto mi favor.
Sobre él pondré mi
espíritu
para que anuncie el derecho a las
naciones.
San Mateo hace uso de
este pasaje par indicar el modelo de Mesías que será Jesús. De esta manera
quedan justificadas desde la escritura, las obras de Jesús. Este pasaje hay que
meditarlo a la Luz del pasaje del bautismo pues está en paralelo con él.
19No altercará, no gritará,
no voceará por las calles.
20La caña cascada no la quebrará
hasta que haga triunfar el derecho.
21É1 será la esperanza de las naciones (Is
42,1-4).
Jesús se convierte de esta manera en la esperanza de una
humanidad nueva, transformada no por las armas y la violencia, ni por el pesado
yugo de una ley, sino por la convicción de que poseemos el espíritu de Dios que
da verdadero sentido a nuestra vida.
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