jueves, 19 de julio de 2012

Aprendamos de Jesús que es sencillo y humilde.


 Aprendamos de Jesús que es sencillo y humilde.


EVANGELIO
Mateo 11, 28-30

28Acercaos a mí todos los que estáis rendidos y abru­mados, que yo os daré respiro,. 29Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde: encontrareis vuestro respiro,  30pues mi yugo es llevadero y mi carga li­gera.

Otro pasaje breve. El evangelio de hoy es continuación del evangelio de ayer. Lo primero que había que establecer es ¿quiénes son los rendidos y abrumados? ¿Quiénes son los que los abruman? ¿Qué es lo que les abruma?
            Lo primero que contestaremos es lo que los abruma. El Señor en el libro del éxodo dio a Moisés el decálogo. Los sabios y entendidos comenzaron a desmenuzarlo hasta  llegar a 613 mandamientos y con el paso del tiempo llegaron a ser cerca de 5000.

            ¿Quiénes son los rendidos y abrumados? Con tanto mandamiento la gente sencilla quedaba rendida y abrumada, no sólo por el no cumplimiento, sino también por el no aprendizaje de ellos. Todo esto, a la gente sencilla, les hacía pensar que Dios resultaba inaccesible. Ante la ley, más de los líderes religiosos que de Dios, el pueblo sencillo, terminaba abrumado.

            Nos queda cloro que los abrumadores eran los líderes religiosos (sabios y entendidos), que con tantas leyes hacían imposible la mistad con Dios.

            Jesús es consciente de todo esto, por eso declara: acercaos a mí. El acercamiento a Jesús no es un acercamiento físico. Se trata, más bien, de darle la adhesión, configurarse con él, de impregnarse de su persona y su mensaje, hasta quedar convertido en un alter Christus (otro Cristo). Cuando el leño seco se acerca al fuego también el queda convertido en fuego hasta consumirse, así pasa con quien se acerca a Cristo. El que se acerca a él queda convertido en amor, entrega, compromiso, vida verdadera, etc.

            Su yugo suave y su carga liguera no es otra que la vivencia del Sermón de la montaña (las bienaventuranzas). Esta nueva ley, no es abrumadora, pues lleva en sí misma la felicidad, presente y futura.
Toda esta realidad no se entiende ni se experimenta sin la sencillez. La sencillez es requisito indispensable para hacer vida este evangelio, por eso: aprendamos de él que es sencillo y humilde.

¿Y a nosotros que nos abruma y nos tiene rendidos? ¿Qué y quién nos hace accesible a Dios? ¿Vivo la cercanía de Dios en mi vida?

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