miércoles, 11 de julio de 2012

EL REINO DE DIOS NO SÓLO TIENE QUE VER CON EL MÁS ALLA


 EL REINO DE DIOS NO SÓLO TIENE QUE VER CON EL MÁS ALLÁ...


EVANGELIO


Mateo 10, 7-15


7Por el camino proclamad que está cerca el reinado de Dios, 8curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. De balde lo recibisteis, dadlo de balde.
La primera y la última bienaventuranza afirmaban que el reino de Dios era de quienes elegían ser pobres y de los perseguidos por la justicia. Proclamar que el reino de Dios está cerca significa invitar a todo hombre y mujer a vivir el espíritu de las Bienaventuranzas. El reino de Dios es el la experiencia de vida y amor que vive una comunidad verdadera de hermanos; es la experiencia de hacer vida el proyecto de Dios que da la libertad a los hombres. El reino del Dios no tiene que ver sólo con el más allá, sino con una experiencia de amor que mejora las condiciones de vida de los hombres; que comienza aquí en esta historia y se prolonga más allá de esta vida. Es esté el anuncio que deben hacer los seguidores de Jesús.
Curad a los enfermos es aliviar el dolor de los afligidos; resucitar a los muertos es devolver el sentido de la vida a quienes están muertos en vida; limpiad a los leprosos es decirle a quienes se sienten impuros ante Dios, que Dios es un padre que no los rechaza como siempre se los han dicho.
Este pasaje está íntimamente unido a las bienaventuranzas. Por eso recuerda al emisario que ha optado por la primera bienaventuranza.

9No os procuréis oro, plata ni calderilla para llevarlo en la faja;  10ni tampoco alforja para el camino, ni dos tú­nicas, ni sandalias, ni bastón, que el bracero merece su sus­tento.
Aparece nuevamente el recuerdo de la primera bienaventuranza (elegir ser pobres), pero también se hace mención a los que trabajan por la paz, pues la ausencia del bastón indica la renuncia a toda violencia. Las dos túnicas y las andalias en época de Jesús eran consideradas un lujo.
11Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí que se lo merezca y quedaos en su casa hasta que os vayáis.
12A1 entrar en una casa, saludad. 13Si la casa se lo me­rece, que la paz que le deseáis se pose sobre ella; si no se lo merece, vuestra paz vuelva a vosotros.
Nuevamente vuelve a surgir la puesta en práctica de la bienaventuranza de la paz. Los hijos de Dios deben trabajar por la paz, por eso su saludo ha de ser en este sentido.

14Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo sacudíos el polvo de los pies. 15Os ase­guro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.
Cuando los judíos regresaban a su tierra, después de una estancia en territorio de extranjeros, se sacudían los pies pues creían que el polvo de aquellos lugares los dejaba impuros. Jesús quiere hacernos entender que lo verdaderamente grave no es ser extranjero, sino rechazar el mensaje de paz y vida que llevan los discípulos.
El juicio de Sodoma y Gomorra había sido considerado ejemplar y de dominio popular. Jesús aprovecha esta figura para indicar la gravedad de quien no acepte el reino de Dios.

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