EL REINO DE DIOS NO SÓLO TIENE QUE VER CON EL MÁS ALLÁ...
EVANGELIO
Mateo 10, 7-15
7Por
el camino proclamad que está cerca el reinado de Dios, 8curad
enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. De balde lo
recibisteis, dadlo de balde.
La primera y la última
bienaventuranza afirmaban que el reino de Dios era de quienes elegían ser
pobres y de los perseguidos por la justicia. Proclamar que el reino de Dios
está cerca significa invitar a todo hombre y mujer a vivir el espíritu de las
Bienaventuranzas. El reino de Dios es el la experiencia de vida y amor que vive
una comunidad verdadera de hermanos; es la experiencia de hacer vida el
proyecto de Dios que da la libertad a los hombres. El reino del Dios no tiene
que ver sólo con el más allá, sino con una experiencia de amor que mejora las
condiciones de vida de los hombres; que comienza aquí en esta historia y se
prolonga más allá de esta vida. Es esté el anuncio que deben hacer los
seguidores de Jesús.
Curad a los
enfermos es aliviar el dolor de los afligidos; resucitar a los muertos es
devolver el sentido de la vida a quienes están muertos en vida; limpiad a los
leprosos es decirle a quienes se sienten impuros ante Dios, que Dios es un
padre que no los rechaza como siempre se los han dicho.
Este pasaje está
íntimamente unido a las bienaventuranzas. Por eso recuerda al emisario que ha
optado por la primera bienaventuranza.
9No
os procuréis oro, plata ni calderilla para llevarlo en la faja; 10ni tampoco alforja para el
camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón, que el bracero merece su sustento.
Aparece nuevamente el recuerdo de la primera
bienaventuranza (elegir ser pobres), pero también se hace mención a los que
trabajan por la paz, pues la ausencia del bastón indica la renuncia a toda
violencia. Las dos túnicas y las andalias en época de Jesús eran consideradas
un lujo.
11Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí que se
lo merezca y quedaos en su casa hasta que os vayáis.
12A1 entrar en una casa, saludad. 13Si la casa se lo merece,
que la paz que le deseáis se pose sobre ella; si no se lo merece, vuestra paz
vuelva a vosotros.
Nuevamente vuelve a surgir la puesta en práctica de
la bienaventuranza de la paz. Los hijos de Dios deben trabajar por la paz, por
eso su saludo ha de ser en este sentido.
14Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del
pueblo sacudíos el polvo de los pies. 15Os aseguro que el día del
juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.
Cuando los judíos regresaban a su tierra, después
de una estancia en territorio de extranjeros, se sacudían los pies pues creían
que el polvo de aquellos lugares los dejaba impuros. Jesús quiere hacernos
entender que lo verdaderamente grave no es ser extranjero, sino rechazar el mensaje
de paz y vida que llevan los discípulos.
El juicio de Sodoma y Gomorra había sido
considerado ejemplar y de dominio popular. Jesús aprovecha esta figura para
indicar la gravedad de quien no acepte el reino de Dios.
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