El hombre se levantó y se marchó a su casa.
EVANGELIO
Mateo 9, 1-8
9
1Subió a una barca, cruzó a la otra orilla y llegó a su propia
ciudad.
2En
esto, intentaban acercarle un paralítico echado en un catre.
Pensar la parálisis como algo físico, sería
empobrecer el sentido del texto. El paralítico es el que no tiene movimiento
por sí mismo, depende de otro o de otros para moverse; es quien no tiene
iniciativa propia ni capacidad de acción. Sin embargo, siempre existen en el
interior el deseo del movimiento, de la libertad, de la independencia.
Viendo
la fe que tenían, Jesús dijo al paralítico:
-¡Animo,
hijo! Se te perdonan tus pecados.
Jesús ve la fe de ellos y se dirige al paralítico,
porque ambos representan dos aspectos de una misma realidad. Por un lado la
dependencia y por otro lado el anhelo de libertad. La fe, adhesión a Jesús y su
mensaje, da el perdón del de los pecados, y el perdón de los pecados da a los
hombres la posibilidad de comenzar una vida nueva. Acostumbrados a nuestro
catre nos da miedo dejarlo. Jesús nos anima, tiene esperanza en nosotros; sabe
que podemos pasar de la muerte a la vida. Jesús nunca abandona al que tiene
deseos de encontrar el sentido de la vida
3Entonces
algunos letrados se dijeron:
-Éste
blasfema.
Siempre hay quienes se oponen a la libertad y a la
vida. Siempre hay quienes no pueden tolerar que existan otros que también
caminen. Hay quienes sólo se sienten seguros paralizando a los otros. Hay a
quien les conviene una humanidad o sociedad paralizada.
4Jesús,
consciente de lo que pensaban les dijo:
5-¿Por
que pensáis mal? A ver, ¿qué es más fácil decir: «se te perdonan tus pecados» o
decir «levántate y echa a andar»? 6Pues para que sepáis que el Hijo
del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados... -le dijo
entonces al paralítico:
-Levántate,
carga con tu catre y vete a tu casa
Montados en su ciencia los letrados no hacen otra
cosa más que especular sobre lo que está pasando. Sus disertaciones no les
dejan ver al hombre hambriento de vida. Sus conocimientos los convierte en
paralizadores de sus hermanos, Sus normas, sus leyes, sus rúbricas, son más
importantes que los hijos e hijas de Dios.
Intentan también paralizar a Jesús, pero este no va
a permitirlo. Jesús posee una libertad tan impresionante que nadie puede
detenerlo. Esa libertad la transmite al paralitico.
7El
hombre se levantó y se marchó a su casa.
8Al
ver esto, las multitudes quedaron sobrecogidas y alababan a Dios, que ha dado a
los hombres tal autoridad.
Nada hay más asombroso que ver que un paralitico se
levanta, es decir: que alguien que antes no tenía decisión propia ahora
comienza a tomar las riendas de su vida, que alguien que dependía de los demás
para actuar ahora actúa por si mismo.
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