domingo, 2 de septiembre de 2012

¿AMOR O PRECEPTOS HUMANOS?


MARCOS 7,1-8MANOS LIMPIAS Y CORAZÓN PODRIDO


7 1Se congregaron alrededor de él los fariseos y algunos letrados llegados de Jerusalén 2y notaron que algunos de sus discípulos comían los panes con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos.
3Es que los fariseos, y los judíos en general, no comen sin lavarse las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores; 4 y, al volver de la plaza, no comen sin antes hacer abluciones; y se aferran a otras muchas cosas que han recibido por tradición, como enjuagar vasos, jarras y ollas.
5Le preguntaron entonces los fariseos y los letrados: -¿Por qué razón no siguen tus discípulos la tradición de los mayores, sino que comen el pan con manos impuras? 6Él les contestó: -¡Qué bien profetizó Isaías acerca de vosotros los hipócritas! Así está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7El culto que me dan es inútil, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos (Is 29,13).
8Dejáis el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.


Los fariseos se sentían buenos, limpios, santos, inmaculados, todo lo que en este rubro puede decirse. Los letrados eran los que se tenían por sabios, es decir los minuciosos escrutadores de la ley t los profetas. Es curioso que el evangelio nos indique la procedencia de los letrados: vienen de Jerusalén. No es lo mismo un sacerdote que viene de tal pueblo o colonia a decir que viene de Roma, del Vaticano. El lugar, según nuestra manera de medir las cosas da el prestigio, la importancia. Sin embargo Jesús hará ver que aunque estos vengan de la ciudad santa tiene un corazón podrido. O que aunque tengan la mente llena de los preceptos y contenidos de la Torá, tienen el corazón vació. Mente llena pero corazón vacío.

Los fariseos y los letrados, los aparentemente santos y sabios, llegan con el papel de observantes de las tradiciones e inmediatamente comienzan a supervisar, y con el papel de jueces descubren que hay quienes no se lavan las manos antes de comer, es decir: hay quienes comen con las manos impuras. Como responsables del orden buscan al culpable de que se vaya en contra de las tradiciones de sus mayores. Lo encuentran, es Jesús, el carpintero de Galilea, y allá van contra él. Lo responsabilizan de la conducta de los discípulos. Jesús aprovecha aquella intervención para hacerles ver que lo importante no es tener las manos limpias, sino limpio el corazón.  Me pongo a pensar en nuestro mundo tan preocupado por la limpieza del rostro, de la ropa, de los pisos, del calzado, de la dentadura, de los vehículos, de todo lo exterior, pero absolutamente olvidado de la limpieza del interior. Limpiamos lo de fuera y nos olvidamos de lo de dentro. Incluso veo hombres esmerados en la limpieza de sus vehículos o amas de casa, casi maniáticas de la limpieza, pero despreocupados de la limpieza de sus corazones. Es más hay tantos comerciales, de detergentes líquidos, sólidos o en polvo, que compiten, por la más alta blancura, y esto me lleva a pensar y porque no nos preocupamos de igual manera del interior.

Jesús logra desenmascarar la hipocresía de los letrados y fariseos, y advierte que el culto que se rinde a Dios es hipócrita, pues se hace con los labios y no con el corazón, pero el problema no es sólo la hipocresía, sino la traición al mandamiento del Dios, pues aferrados a su tradiciones han hecho a un lado lo verdaderamente importante.

A nosotros también nos pasa. Damos más importancia a lo externo que a lo interno, a lo superficial que a lo profundo, a las tradiciones que al amor

1 comentario:

  1. Hay muchas personas que actuan como los fariseos, ven facilmente como las demas personas viven en pecado pero no aceptan que ellos tambien son pecadores de una u otra manera colocando los preceptos antes que el amor de Dios

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