LIBERARNOS PARA LIBERAR
EVANGELIO
LUCAS 9, 1-6
9 1Convocó
a los Doce y les dio fuerza y autoridad sobre toda clase de demonios y para
curar enfermedades. 2Luego los envió a proclamar el reinado de Dios y a
curar a los enfermos, 3diciéndoles: -No cojáis nada para el camino: ni
bastón ni alforja, ni pan ni dinero, ni llevéis cada uno dos
túnicas. 4Quedaos en la casa en que os alojéis hasta que os vayáis de
aquel lugar. 5y en caso de que no os reciban, al salir de aquel pueblo sacudíos
el polvo de los pies, como prueba contra ellos. 6Ellos se pusieron en camino y fueron
de aldea en aldea, anunciando la buena noticia y curando en todas partes.
Este pasaje se entiende
mejor comparándolo con el envío de los setenta (cfr. 10,17-20). Misión que tendrá óptimos resultados en
contra posición del envío de los doce.
Los doce
permanecen con sus resistencias al mensaje de Jesús, no siguen correctamente
las indicaciones del maestro y hacen lo que creen conveniente, Veamos:
-
Se les
da fuerza ya autoridad sobre los demonios, pero eso no menciona que lo hayan
realizado. Por otro lado más adelante veremos que no son capaces de liberar al
niño epiléptico.
-
Jesús
los envía a las casas y a las ciudades, ellos van a las aldeas. A diferencia de
las ciudades, en el evangelio, aldea es la palabra que se utiliza para
referirse a un lugar donde las personas están poseídas por una ideología particularista
contraria al mensaje universal del reino. Los discípulos asisten ahí porque es
gente que piensa como ellos, pero no como Jesús.
-
Anuncian
la buena nueva, pero no se precisa la manera como se proclama el Reino de Dios.
La misión tiene como
contenido la paz entre todos los hombres por eso no hay que llevar bastón, no
es la misión del pordiosero por eso no hay que llevar morral, debe hacerse
libre de todo apego, no hay que llevar dinero, ni pan pues hay que confiar en
la solidaridad de la gente, debe hacerse en la sencillez, dos túnicas era en
Israel era signo de ostentación. Para que la misión sea eficaz hay que realizarla
al estilo de Jesús, pues solo libera el que es libre. Hoy como iglesia seguimos
fracasando porque, como los doce, seguimos atados a nuestros viejos modos de
hacer las cosas, queremos que todo cambie sin cambiar nosotros, y no permitimos que otros nos enseñen nuevos
caminos de libertad y amor. Hay tantos poseídos por ideologías contrarias al
amor y no lograremos liberarlos hasta que no nos liberemos a nosotros mismos…
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