IMPOSIBLE JUNTAR LO CADUCO CON LO NUEVO
EVANGELIO
Lucas 5, 33-39
33 Ellos
le dijeron:
-Los
discípulos de Juan ayunan a menudo y tienen sus rezos, y lo mismo los fariseos discípulos;
los tuyos, en cambio, a comer y a beber.
34 Jesús
les contesto: -¿Acaso podéis hacer que ayunen los amigos del novio mientras el
novio está con ellos?
35Llegarán
días en que les arrebaten al novio; entonces, aquellos días, ayunaran.
36Les
propuso también una comparación: -Nadie corta un manto nuevo para echarle una
pieza a un manto viejo; de lo contrario, el nuevo quedará cortado y al viejo la
pieza no le irá bien. 37Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; de lo
contrario, el vino nuevo reventará los odres: el vino se derramará y los odres se
echarán a perder. 38No, el vino nuevo se echa en odres nuevos. 39Pero nadie,
acostumbrado al de siempre, quiere uno nuevo, porque dice: "Bueno está el
de siempre".
Nos da miedo abrirnos a nuevo,
preferimos nuestras viejas estructuras que nos dan seguridad. Qué difícil le es
al ser humano renunciar a sus prácticas de siempre y aceptar la novedad que
puede potenciarle. Por eso lo más fácil es criticar lo nuevo, desprestigiar,
sin razón, desde el capricho lo que no se parece o va en contra de lo que hemos
venido haciendo o diciendo.
Hoy en el evangelio nos encontramos un
caso que retrata muy bien esto que hemos venido diciendo. Se enseñaba que lo
que hacía santo a alguien eran las obras de piedad: ayuno, oración y limosna,
entre otras. Si para estar cerca de Dios era necesario el ayuno entonces había
que ayunar lo más que se pudiera: había quienes ayunaban lunes y jueves, aunque
la ley no lo mandara. Por lo tanto, si alguien quería llegar a ser un maestro
espiritual tenía que enseñar esto a sus discípulos. Sin embargo el maestro de
Galilea, parece a propósito, hacer todo lo contrario, pues sus discípulos se
dedican a comer y a beber. ¿Qué tipo de maestro y que tipo de discípulos eran
aquellos que se comportaban de manera diferente a lo establecido?
Utilizando la figura de la boda, Jesús
advierte que quien es amigo del novio no tiene razón para estar triste. El
amigo del novio está feliz y tiene que festejarlo. La relación con Dios o a
cercanía a él no depende de la mortificación, como de la alegría de estar con
el amigo. El cristianismo no es la espiritualidad de la amargura, es la
experiencia de un Dios que siempre está cerca y comparte su vida, que es
felicidad y libertad abundante. Por esta razón sus discípulos no puede estar de
ayuno, su alegría es permanente. Sólo ante la muerte de su maestro quedarán
tristes, pero la resurrección les volverá a quitar el miedo y llenar de
alegría.
Lo que me parece más grave es que hay
quienes se empeñan en quitarles la alegría a otros, y someterlos, en nombre de
la espiritualidad cristiana, a una vida de privaciones y sufrimientos
contrarios al proyecto liberador de Jesús, el maestro de Galilea. Tan grande es
su empeño contra la felicidad que terminaran dando muerte a quien es y
transmite la vida. ¿Por qué hay quienes se empeñan en hacer del cristianismo,
la religión del sufrimiento y la tristeza? ¿Por qué no hemos logrado entender
que el Señor nos quiere alegres, dignos, amigos y hermanos? El reino de los
cielos se parece a un banquete de Bodas, no aun velorio.
La comparación del manto y el vino
nuevo, nos lleva a pensar en lo imposible que es juntar lo caduco con lo nuevo.
Los parches de lo nuevo no funcionan en lo caduco, ni el vino nuevo puede ser echado
en odres nuevos. El proyecto de Jesús no puede fructificar en un hombre que no está
dispuesto a correr los riesgos propios del amor fraternal. Sólo el hombre nuevo
es capaz de hacer suyo el mensaje del vino nuevo, dejarse transformar por él y
transformar a los demás. Pero, quien acostumbrado a lo de siempre no quiere
renovarse, jamás será capaz de disfrutar
la vida verdadera.
Sigamos trabajando para que llegue el
día en que tengamos la fuerza y el coraje para sacudirnos el polvo que nos
avejenta, el valor y la decisión de desechar lo que nos impide ver con claridad
que nuestro mundo ha cambiado y necesita de hombres y mujeres que asuman el
reto de una nueva evangelización con nuevas estructuras…
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