¡IGLESIA, A TI TE HABLO, LEVÁNTATE¡
Lucas 7, 11-17
11 Después de esto fue a una ciudad
llamada Naín, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. 12 Cuando se
acercaba a las puertas de la ciudad resultó que sacaban a enterrar a un muerto,
hijo único de su madre, que era viuda; una considerable multitud de la ciudad
la acompañaba. 13 Al verla el Señor, se conmovió y le dijo:
-No llores.
14 Acercándose, tocó el ataúd (los
que lo llevaban se pararon) y dijo:
-¡Joven, a ti te hablo, levántate!
15 EL muerto se incorporó y empezó
a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
16 Todos quedaron sobrecogidos y
alababan a Dios diciendo:
-Un gran profeta ha surgido entre
nosotros.
Y también:
-Dios ha visitado a su pueblo.
17 Este dicho acerca de Jesús se
extendió por todo el país judío y todo el territorio circundante.
También hay religiones que producen
muerte, y no me refiero al culto expreso del personaje brotado del imaginario
colectivo llamado la santa muerte.
No logro entender como después de tantos
años de leer el evangelio no hemos caído en la cuenta que los personajes del
evangelio, casi siempre anónimos, son figuras representativas de una realidad
más grande. Nos empeñamos en literalidad de los pasajes que perdemos el sentido
genuino del evangelio. Tratemos de ir a lo profundo del texto.
La viuda y el joven no llevan nombre.
Hay que buscar a quien representa. El centurión y su siervo representaban a la
comunidad de paganos sin posibilidad de vida. La viuda y su hijo representan al
pueblo de Israel sin esperanza de vida. La viudez de esta mujer indica que
Israel se ha quedado sin esposo (sin Dios) a causa de su infidelidad. Y el
fruto de la alianza entre Dios y el pueblo está muerto (el hijo) y al ser único
no hay posibilidad, humanamente de ser sustituido. Israel va camino de la
muerte. A lo que se refiere el pasaje es que en Israel la religión no ha
generado vida, sino muerte. El culto, los ritos, los sacrificios, la ley, etc.
han asesinado la vida y producido muerte. Jesús es el único que puede devolver
la vida al puede devolver la vida, pero para eso es necesario ir en contra de
la normas o las leyes a las que ellos están sometidos, aunque estén en el libro
del levítico (cf. Nm 19,11.16). Jesús trasgrede la ley, toca al
muerto para darle vida. Vivir una religión desde la imposición y no desde la
libertad genera el miedo o el rechazo y ambos conducen a la muerte. La
experiencia personal de Dios nos abre horizontes de vida verdadera. No hay que
tener miedo ir en contra de ideas preconcebidas o ideologías aunque vengan de
lo religiosamente oficial. Jesús no tuvo miedo ir en contra de los códigos de
pureza tan respetados por los de su tierra.
La figura del joven también nos lleva a pensar que
no es justo que alguien que está llamado a vivir muera tan pronto. Muchas veces
los hombres de religión quitamos la vida a tanta gente por el hecho de no
expresar su fe como nosotros, la consideramos profana, irrespetuosa,
irreverente, poco piadosa, y apagamos la llama del espíritu que se resiste a
morir en nuestras manos asesinas. A aquel joven lo había asesinado una religión
basada en rituales y carente de compasión. El encuentro con el Dios compasivo
le devuelve la alegría y el gusto por la vida. Vale la pena que antes de mirar
si las demás religiones son o no
verdaderas mirarnos a nosotros mismos y descubrir si conducimos a la
vida o a la muerte.
Que duro es el mensaje de Jesús, que reales son las
palabras y las acciones del maestro de la vida.
Iglesia tus hijos mueren y con su muerte acaba tu
esperanza. Abandona tus estructuras caducas y vuelve abrirte al Espíritu.
Iglesia vuelve a escuchar la voz de tus profetas.
Se fiel a la palabra de tu esposo. No conduzcas a tus hijos a la muerte.
Muestra siempre compasiva y nunca inquisidora.
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