sábado, 8 de septiembre de 2012

EL HOMBRE VERDADERO YA NO SE RIGE POR NORMAS EXTERNAS


EL HOMBRE NO CONSIGUE SU PLENO DESARROLLO CUMPLIENDO NORMAS, SINO VIVIENDO EN EL AMOR.

EVANGELIOLucas

6, 1-5

6 1Un día de precepto atravesaba él por unos sembrados; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. 2Unos fariseos les dijeron: -¿Por qué hacéis lo que no está permitido en sábado?
3Jesús les replicó: -¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros sintieron hambre? 4Entró en la casa de Dios, cogió los panes de la ofrenda - que sólo a los sacerdotes está permitido comer -, comió él y les dio a sus compañeros. 5y añadió: -El Hombre es Señor del precepto.

El día de precepto era el sábado. Para muchos judíos el cumplimiento del sábado resumía toda la ley, este era considerado el mandamiento más importante. Había una serie de prohibiciones para este día, los judíos de la tradición asistían a la sinagoga.
            Jesús aparece fuera de la sinagoga, se encuentra entre los sembrados junto con sus discípulos. Actuar con libertad era una de las cosas que Jesús enseñaba, ahora sus discípulos actúan con esa libertad, el precepto del sábado ya no los esclaviza. Pero, siempre hay quienes se empeñan en truncar la libertad y convertir en esclavos a los amantes de la vida verdadera. Hay gente que desde su amargura no puede tolerar que otros sean libres y felices. Los fariseos hacen su aparición y llegan a arruinar la fiesta, la alegría, la libertad. Intentan poner freno a las actitudes de los discípulos, pero Jesús aprovecha esta circunstancia para enseñar que incluso un personaje, a quienes ellos admiraban tanto, en el pasado había ido por encima de las leyes pues un día 4entró en la casa de Dios, cogió los panes de la ofrenda - que sólo a los sacerdotes está permitido comer -, comió él y les dio a sus compañeros, David.
            El Hombre, es decir, quien posee la plenitud del espíritu de Dios, la plenitud humana, no puede ya regir su vida por normas o preceptos. Desde el interior su espíritu le mueve a actuar según sus convicciones.

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