domingo, 2 de septiembre de 2012

Qué triste es vivir con miedo


El miedo paraliza y vuelve inútil la vida del hombre.

MATEO 25, 14-30

14 Es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: 15 a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, según sus capacidades; luego se marchó.
16 E1 que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco; 17 e1 que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos; 18 en cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
19 A1 cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a saldar cuentas con ellos. 20 Se acercó al que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
-Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco..
21 Su señor le respondió:
-¡Muy bien, empleado bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco, te pondré al frente de mucho; pasa a la fiesta de tu señor.
22 Se acercó luego el que había recibido dos talentos, y dijo:
-Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos.
23 Su señor le respondió:
-¡Muy bien, empleado bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco, te pondré al frente de mucho; pasa a la fiesta de tu señor.
24 Finalmente se acercó al que había recibido un talento y dijo:
-Señor, supe que eres hombre duro, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; 25 me asusté y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.
26 El señor le replicó:
-¡Empleado malvado y holgazán! ¿Sabías qué siego donde no siembro y recojo donde no esparzo?. 27 Pues entonces debías haber puesto mi dinero en el banco, para que al volver yo pudiera recobrar lo mío con los intereses.
28 Quitadle el talento de plata y dádselo al que tiene diez; 29 porque al que produce se le dará hasta que le sobre, mientras al que no produce se le quitará hasta lo que había recibido. 30 Y a ese empleado inútil, echadlo fuera, a las tinieblas: allá será el llanto y el rechinar de dientes.

Interesante la parábola de hoy. Se trata en realidad de nuestra actitud ante la vida. Pero también esta actitud depende del concepto de Dios que tengamos, y este puede ser perjudicial o saludable, según lo nítido que sea.

Si interpretamos que el hombre que se va de viaje y que encarga sus talentos a sus empleados, sin dar más explicaciones, es Dios que abandona al hombre a su suerte y al final le reclama de algo que no le pidió estaremos de acuerdo con el argumento que pone el siervo malvado y perezoso. Pero si entendemos que la vida nos ha sido dada, y que Dios confía tanto en nosotros que deja en nuestras manos el destino de nuestra vida, entonces comprenderemos que de lo que se trata es de la gran responsabilidad que tenemos de hacer fructificar lo que no hemos pedido, pero si hemos recibido. ¿A qué me refiero con esto? Ahora explico: he escuchado a muchos jóvenes gritar que ello no pidieron nacer, que no pidieron venir a este mundo. Tienen razón no lo pidieron, pero tampoco hay que aventurarse a decir: que así lo quiso Dios. No seriamos justos al hacer esta afirmación y por otro lado, estaríamos convirtiendo a Dios en su enemigo; en el culpable de sus problemas y angustias. Otros afirman que la vida es un milagro, y no hay que dudarlo, porque el milagro de la gestación y desarrollo de un nuevo ser es una cosa maravillosa. Sin embargo creo que encontrar un joven, un adolescente o un adulto que sepan qué hacer con su vida es el verdadero milagro. Tener la vida puede ser casual, pero saber qué hacer con ella o hacerla fructificar, eso es resultado de quien ha asumido con responsabilidad lo que es. Es cierto no pediste vivir, pero vives, deja de lamentarte y asume con responsabilidad la vida que tienes.

En el evangelio hubo quienes según sus capacidades hicieron fructificar su vida; es decir: vivieron libres y felices. Pero también hubo quien se llenó de miedo y sepulto su vida, al final vivió vacío. Qué triste es vivir con miedo. El miedo paraliza y vuelve inútil la vida del hombre.

El miedo de este hombre viene de la imagen falsa que tiene de su Señor. Esta idea la tiene porque otros así se la han inculcado y con ella ha crecido. Por eso es necesario no presentar la imagen de un Dios que siembra donde no cosecha y recoge donde no ha esparcido, este es el Dios de los dominadores, de quienes creen que metiendo miedo a la gente la van a hacer buena. El evangelio demuestra que ese método no funciona. El hombre a pesar del miedo a su Señor, no es capaz de hacer fructificar sus talentos, permanece en la esterilidad y en la mediocridad de la vida. Nuestro Dios es diferente, confía en nosotros, nos potencializa para que desarrollemos todas nuestras capacidades. No hay que tenerle miedo, hay que asumir nuestra vida, si la tenemos es porque podemos hacerla fructificar.

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