La plenitud de vida ofrecida por Jesús no puede ser propiedad exclusiva de unos cuantos.
EVANGELIO
Lucas 4, 38-44
38 Dejó la sinagoga y
entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba aquejada de fiebre muy alta, y le rogaron por
ella.
39 El, de pie a la
cabecera, conminó a la fiebre y se le pasó. Levantándose en el acto, se puso a
servirles.
40 Al ponerse el sol,
todos los que tenían enfermos con más variadas dolencias se los llevaron, y él, aplicándoles las manos
a cada uno de ellos, los fue curando.
41 De muchos salían
también demonios, gritando: -¡Tú eres el Hijo de Dios! Él les conminaba y no
les permitía decir que sabían que era el Mesías.
42 Al hacerse de día
salió y se marchó a un lugar despoblado. Las multitudes lo andaban buscando,
dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
43 Él les dijo:
-También a las otras ciudades tengo que dar la buena noticia del reinado de
Dios, pues para eso me han enviado.
44Y anduvo predicando
por las sinagogas del país judío.
Al salir de la sinagoga, Jesús, se
dirige a la casa de Simón. La casa no sólo es la construcción material, sino el
grupo de personas que conviven en torno a una manera de ser, de pensar o de
actuar. También pueden ser costumbres o tradiciones. La suegra de Simón
representaría un grupo a quien Simón ha dado su adhesión. Pero no es una
adhesión que no pueda romperse pues el evangelista utiliza la figura de la
suegra y no de la madre que representaría un vínculo natural.
La enfermedad de la suegra
es fiebre. En griego fuego interno. Pero el evangelista no puede hablar solo de
una fiebre. Debemos encontrar el sentido bíblico-teológico de esta. Elías, es
el profeta de fuego. El libro del Eclesiástico hace un elogio al profeta Elías,
llamándolo: profeta como de fuego (48,1-4,9-11).También es el profeta que hace
caer fuego del cielo para demostrar el poder de YHVH sobre el dios Baal; además
cuando el rey manda buscarlo hace caer fuego del cielo y destruye (1 Re 18, 1-40),
y en otra ocasión hizo caer fuego del cielo que consumió mas de un centenar de
personas (2 Re 1, 1-18).
La suegra de Simón representa
a un grupo que, cómo Elías, no puede tolerar la diversidad de creencias o
pensamientos, que posee un nacionalismo que los lleva a desear la muerte de los
que consideran enemigos, los extranjeros.}
Al conminar Jesús a la fiebre, la mujer
se pone a servirles. Lo que hace Jesús es llevarlos a comprender que no es a
través de la violencia como pueden cambiar las cosas, que su nacionalismo no es
la solución para que el mundo sea lo que papá Dios espera, que el servicio
mutuo es la posibilidad de comenzar a instaurar el Reino de Dios.
Ya lo decíamos ayer, no es tan fácil
liberarse de los fanatismos o de las ideologías. Por esta razón la gente espera
la caída del sol para llevar a sus enfermos a ser sanados. Temen violar el
precepto sabático, esperan a que sea Domingo para mantenerse en la norma. Siguen
poseídos por las ideas aprendidas en la sinagoga.
Jesús no permite que se
diga que es el Mesías, pues la concepción que tienen es equivocada, también lo
hemos comentado. No quiere propaganda de una idea que no corresponde a su misión
y que provoque la expectación de un mesías al estilo de David.
Al ponerse el sol, quiere también decir, que ha terminado el día de
precepto y ha comenzado el día de Jesús, día que concluirá hasta su entrega en
la cruz.
Las multitudes que lo
buscan quieren apoderarse de él y convertirlo en un caudillo de su causa. Aquí
vuelve a aparecer la tentación del poder y de un mesianismo privado, exclusivo
de la nación. Jesús rechazará esta tentación y amplía la visión de lo que será
el reinado de Dios: una comunidad de personas de todos los pueblos, no
constituido por una raza o nación, sino por aquellos que están dispuestos a
amar hasta dar la vida.
No se puede poner límite a
la buena noticia. La plenitud de vida ofrecida por Jesús no puede ser propiedad
exclusiva de unos cuantos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario