domingo, 9 de septiembre de 2012

SORDOS Y TARTAMUDOS


DIME QUE OYES Y TE DIRÉ QUE HABLAS

MARCOS

 7, 31-37



31Dejó Jesús la comarca de Tiro, pasó por Sidón y llegó de nuevo al mar de Galilea por mitad del territorio de la Decápolis.

32Le llevaron: un sordo tartamudo y le suplicaron que le aplicase la mano. 33Lo tomó aparte, separándolo de la multitud, le metió los dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. 34Levantando la mirada al cielo dio un suspiro y le dijo:
-Effatá (esto es: «ábrete»).

35lnmediatamente se le abrió el oído, se le soltó la traba de la lengua y hablaba normalmente. 36Les advirtió que no lo dijeran a nadie, pero, cuanto más se lo advertía, más y más lo pregonaban ellos. 37Extraordinariamente impresionados, decían:
-¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos

Decápolis es la región donde Jesús había devuelto la vida y la dignidad a hombre poseído que vivía en los sepulcros. Cuando aquel hombre quiso seguir a Jesús, este le mando que pregonara entre los suyos lo misericordioso que había sido el Señor con él. Así lo hizo aquel hombre, fue y pregonó el amor no excluyente de Dios.

A los judíos se les enseñaba otra cosa. Se les predicaba, desde la infancia, que Dios los amaba a ellos y excluía a los extranjeros. Les agradaba escuchar historias o cuentos, de como Dios mostraba su amor a ellos y su repugnancia a los páganos.

El endemoniado, mencionado anteriormente en el capítulo 5, era extranjero, pagano, por lo tanto odiado por los judíos, sin embargo su concepto de Dios ahora era más amplio.

El sordo tartamudo es figura de los discípulos venidos del judaísmo que no pueden aceptar el mensaje del amor no excluyente de Dios. Si ponemos atención al relatos, este personaje no leva nombre, es anónimo, por lo tanto es figura representativa de un grupo; no es él, el que pide que Jesús le imponga la mano, son otros los que lo llevan; la sordera y tartamudez son, en la escritura, signo de cerrazón al mensaje de Dios. Se deduce que son los discípulos venidos del judaísmo porque el Señor los aparta de para liberarlos de su incomprensión, y en el evangelio de san Marcos, sobre todo después de las parábolas, se dice que el Señor le explicaba a ellos aparte.

Lo que el pasaje quiere enseñar es que los discípulo de venidos del judaísmo no quieren oír el mensaje del amor de Dios también a los extranjeros, que quieren seguir conservando sus privilegios y su superioridad sobre los demás pueblos. Y cuando tienen que hablar del mensaje de Dios lo hacen a medias, por eso son tartamudos, porque no hablan sino de lo que les beneficia olvidándose de lo misericordioso que es el Señor también con los extranjeros como lo había experimentado y anunciado el geraseno.

Jesús tiene que perforar los oídos de sus discípulos israelitas, y abriles los oídos, la mente y el corazón, pues mientras permanezcan cerrados (sordos) se convertirán en un obstáculo para su proyecto. Pone saliva en la lengua del tartamudo. La saliva es en la mentalidad judía es el espíritu condensado, es decir: Jesús trasmite la fuerza de su Espíritu para que los discípulos puedan hablar con naturalidad sobre el proyecto del amor del Padre.

Todos tenemos algo de sordos y tartamudos. Aceptamos del mensaje de Dios lo que nos conviene, escuchamos perfectamente lo que atañe a los otros, pero lo que nos concierne no lo tomamos en cuenta. Como consecuencia de esto, nos volvemos tartamudos porque no hablamos sino lo que no nos compromete, hablamos a medias y sin asumir riesgos, hablamos y sin comprometernos, nos justificamos diciendo que somos habladores pero no tientos, aunque al final esto no es sino un acto de cobardía y tartamudez

Permitamos al Jesús abrir nuestros oídos, mente y corazón, permitámosle soltarnos la lengua para proclamar su mensaje de amor aunque implique compromisos…

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