jueves, 6 de septiembre de 2012

SER PESCADORES DE HOMBRES


Muy cerca de nosotros hay alguien que se está hundiendo


EVANGELIO
Lucas 5, 1-11


5 1 Mientras la multitud se agolpaba alrededor de él para escuchar el mensaje de Dios, estando él también a la orilla del lago,
2 vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
3 Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le rogó que la sacase un poco de tierra. Se sentó y, desde la barca, se puso a enseñar a las multitudes.
4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: -Sácala adonde haya fondo y echad vuestras redes para pescar.
5 Simón le contestó: -Jefe, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, fiado en tu palabra, echaré las redes.
6 Asi lo hicieron, y capturaron tal cantidad de peces que reventaban las redes.
7 Hicieron señas a los socios de la otra barca para que fueran a echarles una mano. Fueron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.
8 Al ver esto, Simón Pedro se postró a los pies de Jesús, diciendo: -Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
9 Es que él y todos los que estaban con él se habían quedado pasmados por la redada de peces que habían cogido,
10 y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: -No temas; desde ahora pescarás hombres vivos.
11 Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Hay diferencias en el relato de Lucas en comparación con Mateo y Marcos, esto obedece, no lo olvidemos, a que más allá de acontecimientos históricos, los evangelistas, ofrecen relatos de teológico espirituales o de carácter y contenido catequético. Hoy no vamos a detenernos en ello.
En el libro del profeta Ezequiel (47) el texto habla de cómo las aguas del templo sanean las aguas del mar, de cómo hay una gran variedad de peces, de cómo ahí están reunidos los pescadores. En el evangelio se encuentran los pescadores reunidos a la orilla del lago, Jesús es quien va a sanear, pero con su enseñanza y va a dar a los pescadores las instrucciones.
La mención de las dos barcas indica la presencia de dos grupos que trabajan bajo la guía de Simón Pedro. Simón Pedro tiene que entender que la guía de Jesús es superior a la suya, que no es su proyecto el que hará fructificar la misión, sino el proyecto de Jesús. Simón Pedro comienza a convencerse de esta realidad y confiado en la autoridad de Jesús lanza las redes. Los resultados son visibles, con la idea de Simón no se ha conseguido nada, con la palabra de Jesús hay pesca abundante.
La pesca se convierte en figura de la misión. Esta ha de realizarse no confiados en nuestras propias fuerzas, como en la fuerza del espíritu de Jesús. El éxito de misión está en la fidelidad a la Palabra, en renunciar a nuestro protagonismo y entender que el protagonista de la misión en Jesús. Con frecuencia olvidamos esto. Es por eso que brotan dentro y fuera de nuestra iglesia grupos que más que dar la adhesión al maestro terminan dándola a sus fundadores. Y hay fundadores que olvidan que no son ellos los dueños de la obra, sino instrumentos de Otro para hacer plena la vida de los hombres.
Ser pescador de hombres vivos es la tarea. El hombre se hunde, se ahoga, se muere en el mar de la vida. La vida no es aún todo lo que Dios espera, y el hombre en busca de la felicidad verdadera se pierde en el sinsentido y muere. Simón Pedro, Santiago, Juan, tú, yo, todos, tenemos que entender nuestra misión en el mundo: sacar del océano de muerte a tantos de nuestros hermanos que viven desesperados sin encontrar un camino que les conduzca de verdad a la vida que el Señor quiere que vivamos.
            Que nadie se engañe. Esta responsabilidad no es de unos cuantos, es de todos. No pensemos que ser pescador de hombres es algo exclusivo de “hombres y mujeres consagrados”, es para todo hombre y mujer, niño, adolescente, joven o anciano; obrero, empresario y campesino; de todo hombre que vive en nuestro mundo.

            Muy cerca de nosotros hay alguien que se está hundiendo, que a todas voces grita que lo salvemos. No seamos indiferentes. El verdadero cristiano es el que tiende la mano al hermano para que no se hunda y lo lleva a la tierra firme de la vida, que es la comunidad de hermanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario